domingo, 28 de agosto de 2011

Capítulo 1. Caminos cruzados.


La música suena a todo volumen. Alrededor de una piscina, ciento de adolescentes bailan descontrolados. Ebrios o colocados. La mayoría de las chicas van ligeras de ropa, no por el calor. Y los chicos… disfrutan mirando. Botellas vacías de alcohol flotan en el agua, y en los rincones, chicos intercambian éxtasis por pasta. Inés vigila desde un balcón. Mira con orgullo la fiesta. Su fiesta. El viento juega con sus mechones color ceniza y pasea por su cuerpo desnudo. Siente una mano sobre su cadera. Cierra los ojos. Le encanta el tacto de su piel.
-Inés, ¿Qué haces aquí? Ven a la cama.
Ella se gira y le sonríe. Sus ojos azules contrastan con los negros de Lucas. Y lo besa. Se enreda en su cuerpo y lo acaricia. Y antes de poder pensar, están de nuevo en la cama, jadeando, suspirando, jugando…
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-¡Bebe, bebe, bebe!
Un corro de diecisieteañeros corean, borrachos, esperando que el chico del centro pueda con toda esa cantidad de cerveza. Desde fuera, al lado de la piscina, un chico de ojos marrones observa la escena. Tiene un vaso en la mano. Brugal con coca-cola. Solo lleva puesto un bañador, dejando entrever un cuerpo sacado de gimnasio. De repente, una chica llama su atención. Sale de entre todo el gentío con un chico de la mano. La reconoce. Ha oído hablar de ella. Leyre. Sale corriendo hacia la piscina, arrastrando tras de si al perdido chico. Al llegar al borde de la piscina le da un beso rápido, y tras separase de él y reírse, lo empuja hacia el interior de la piscina. El chico cae arrastrándola con él. Ambos nadan hacia el centro de la piscina, él la coge y se besan. De nuevo. Ella está mojada, no solo en lo referente a la ropa. Y más que besarlo le muerde, los labios, una y otra vez.
Ángel observa la escena, con un brillo de suspicacia en la mirada. Y, tras unos pocos minutos, deja el vaso de Brugal en una mesa llena de restos de polvos blancos y comida. ‘Es una chica mona. Quizás demasiado delgada, pero mona. Bonitos ojos.’ Sale, arranca un deportivo color negro y se marcha. No quiere caer tan bajo como todos aquellos adolescentes sin futuro.
La alarma de su Nokia táctil hace sonar la canción de los Italo Brothers, Moonlight Shadow. Él la apaga casi automáticamente. Son las siete y media, el último examen es dentro de una hora y lleva toda la noche estudiando. Se sabe los 12 temas de psicología de cabo a rabo, pero aún así, ha decidido repasarlos una vez más.
-Diego, ¿No has dormido en toda la noche?
Él se da la vuelta, y contempla a su madre vestida con el uniforme del trabajo y una taza de café en la mano, apoyada en el marco de la puerta.
-Sí, hoy es mi último examen.
-Pero cariño, necesitas dormir…
Diego se levanta y le da un abrazo a su madre. Desde que su padre los abandonó, han tenido que renunciar  a bastantes cosas por seguir adelante. Él incluso quiso dejar la carrera, pero su madre se lo prohibió.
-No te preocupes, cuando termine el examen volveré a casa y dormiré un rato.
Dicho esto, se dirigió a la cocina de su piso del centro de Salamanca. Abrió la nevera y sacó un pedazo de tarta de chocolate que hizo su madre ayer y se sirvió un vaso de leche.
-Entonces, ¿Hoy no sales?
-Sí, pero por la noche. Vamos a ir a dar una vuelta por los bares de aquí.
-Está bien. Yo me voy ya a trabajar. Hasta luego.
-Adiós mamá.

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La luz se filtra por el hueco de la persiana, y traspasa las cortinas de seda de su cama de dosel. Un rayo de sol le da casi de lleno en la cara, y gruñe entreabriendo los ojos. Siente el cansancio en todos sus músculos. Y el efecto del alcohol en su memoria. Se estira, abriendo los ojos ya del todo, y sonríe. Se siente como una princesa cada vez que despierta en esa cama. Como una princesa cuyo príncipe se perdió en el camino…
Sacude la cabeza y, pulsando un botón de la minicadena de su izquierda, comienza a sonar una canción poco conocida. Mira el reloj. La una de la tarde. Mientras abre el armario, marca el número de Inés en su iPhone fucsia. Uno, dos, tres pitidos…
-¿Si?- La voz aguda de su amiga suena baja, recién despertada, también.
-Inés, soy Leyre, ¿Estabas dormida? ¿Sigue Lucas allí? Anoche no se os vió el pelo…
-Si y si. Se ha quedado a dormir conmigo. ¿Vas a venir a por el vestido?
-¿Qué vestido?
-El de la graduación, ya está arreglado.
-Está bien. Como algo y voy.
-Vale, un beso.
Cuelga y se pone unos pantalones cortos y una camisa veraniega de Massimo Dutti. Se mira al espejo mientras se recoge el largo pelo moreno en una coleta. Aunque Inés y ella solo tengan 17 años, van a la cena de graduación de los de bachillerato desde los 14. Les encanta lucirse.
Baja corriendo unas escaleras de mármol y se dirige a la cocina. Abre la nevera y saca una botella llena de zumo de naranja. Sale andando a paso ligero hacia el salón. Allí están Dani y Rubén, los gemelos, jugando a la play.
-Pequeños, ¿Dónde están papá, mamá y Marcos?
-Papa y mamá se han ido a un club de esos caros, y Marcos está con su novia fuera.
-Su novia tiene nombre.
-Pero nunca me acuerdo.
Leyre suspira.
-Guadalupe.
-Pero no la llaman Guadalupe.
-Ada.
Rubén se encoge de hombros y vuelve al juego.
-Bueno, chicos me voy.
-¿A casa de Inés?
-Si, ¿Por qué lo preguntas?
-Dile a Tony que se venga.
-¿Pero Tony no estaba en un campamento?
-Llegó ayer.
-Está bien, se lo diré.
Coge un caramelo de menta de encima de la mesa y deja en su lugar la botella de zumo.
-Chicos, colocad eso que tengo prisa. ¡Os quiero!
Y sale corriendo hacia fuera. Mira a todos los lados y ve a Marcos montándose en su Porshe  color rojo.
-¡Marcos!- corre hacia él- ¿Me llevas a casa de Inés?
-Pero si vive a tres manzanas de aquí…
-No me apetece andar, venga, ¿Qué te cuesta?
Marcos piensa.
-Venga, móntate.
Leyre se monta atrás, dejadole a Ada el asiento al lado de su hermano.
-Hola Ada.
-Buenos días para ti, ¿No Leyre?
Todos ríen.
-Si, la verdad es que sí. Anoche llegué muy tarde a casa.
-Inés celebró una fiesta, ¿No?
-Si, por el comienzo del verano.
-¿Y qué tal te lo pasaste?
-Muy bien, muchos chicos.
Marcos finge no haber oído la última frase y, tras un carraspeo, le dice a su hermana:
-Leyre, llegamos.
Leyre se baja corriendo, le da un beso en la mejilla a su hermano a través de la ventanilla bajada y tras despedirse, corre a la puerta de casa de su amiga. Llama, y le abre una mujer de negro con un delantal blanco. La conoce.
-Buenas tardes Roberta. Vengo a ver a Inés.
-Hola señorita Leyre. Está en su habitación, creo que aún dormida. Ya sabe el camino.
Leyre comienza a andar, subiendo unas escaleras también de mármol, semejantes a las de su casa. El primer piso la tercera puerta a la derecha. No llama, nunca lo hace. Abre poco a poco la puerta, y dentro ve un bulto en la cama de su amiga. Cierra la puerta sin hacer ruido y se acerca poco a poco. Inés duerme tranquilamente al lado de Lucas. Ambos están desnudos, tapados con una fina sábana de satén (Inés odia la seda) hasta por encima del ombligo. Leyre coge un poco de impulso, con intención de tirarse encima de ambos.
-Ni se te ocurra.
Cuatro palabras se deslizan suaves por los labios de Inés, que abre los ojos lentamente. Y unas milésimas de segundo después, añade:
-Te ibas a tirar encima, admítelo.
Leyre solo sonríe como una niña pequeña y afirma bruscamente con la cabeza. Inés se despereza y se restriega los ojos como si de un gato se tratase.
-¿Y mi vestido?
-En el armario. Cual prefieres, ¿El azul o el negro?
-El negro. Es más provocativo. Además, el azul te pega más a ti.
-Pues pruébatelo.
Leyre camina hacia el armario de su amiga y lo abre con sumo cuidado. De la pequeña percha de la puerta cuelgan dos vestidos muy parecidos cubiertos por un plástico transparente. Saca el negro y lo pone encima de una silla, con la intención de que no se arrugue.
-¿Qué tal con Lucas?- pregunta Leyre mientras se desnuda.
-Bien. Tú también estuviste con un chico anoche, ¿No?
-Sí. Se llama Alessandro, es italiano, estudia en la universidad de aquí, y vive en uno de los colegios mayores, no recuerdo en cual.
-Y… ¿Pasó algo?
Un escalofrío recorre la espalda de Leyre.
-No. Sabes que necesito a alguien especial, que no puedo…
-Cuando estés preparada lo sabrás.
Leyre termina de abrocharse el vestido. Escote palabra de honor, negro azabache, ajustado en la zona de la cintura hacia arriba y con vuelo hacia abajo. Es de gasa. Por supuesto, no iba a ser de seda. Da una vuelta frente al espejo y por un momento se siente una princesa.
-Te queda muy bien.
-¿Cómo es el azul?
-Un poco más largo, por la rodilla, y con un solo hombro al descubierto.
-Me quedo con este.
-La sabía.
-¿Tienes unos tacones negros?
-Sí, los de plataforma, pero me tienes que dejar tu los tuyos azul oscuro.
-Hecho.
La Blackberry táctil suena a todo volumen en su mesilla de noche. No la escucha, tiene los cascos conectados al amplificador de su Epiphone eléctrica de color blanco. Toca una canción de Pereza con los ojos cerrados. Cuando termina y los abre, ve la pantalla de su móvil iluminarse. Es Alessandro. Lo llama.
-Alessandro, soy Ángel.
-Hola Ángel. Te vi ayer en la fiesta.
-Y yo a ti. Ocupado con una chica… Leyre, ¿No?
-Sí, pero fue únicamente un rollo, no me dio su número si quiera.
-Es amiga de la rubia, la dueña de la casa…
-Inés.
-Sí, esa. Y tengo entendido que van todos los años a la cena de graduación. Así que la verás, tranquilo.
-La cena es mañana, ¿Me equivoco?
-No.
-¿Vamos a ir?
-Por qué no, así por lo menos hacemos bultos. Además, va mucha gente de primero de carrera.
-Está bien. Bueno, te llamaba para decirte que Diego y yo hemos quedado esta noche para dar una vuelta. ¿Te vienes?
-Sí, por qué no. ¿A qué hora y en dónde?
-A las nueve y media en la plaza mayor.
-Allí estaré.
-Venga, hasta luego.
Leyre se desliza por la barandilla mientras Inés y Lucas bajan escalón por escalón, agarrados de la mano.
-Leyre, algún día te vas a matar.- Suspira el chico.
-Anda ya, si llevo haciendo esto desde que era pequeña.
Llega al suelo con un aterrizaje perfecto.
-Chicos, ¿Qué os parece si vamos esta noche a dar una vuelta por el centro?
-Si hombre, para que vayáis vosotros dos en plan pareja y me quede yo sola.
-Tonta. Pensaba llamar a Francesco,  Hugo, Naiara y Anna.
-En tal caso, estoy de acuerdo.
-¿A las nueve y media en la Plaza Mayor?
-Está bien, pero esperadme si llego tarde…
-Lo llegarás.
-Hija de tu madre.
Inés sonríe y le da un beso a su mejor amiga.
-Por cierto, me dijeron Rubén y Dani que hablara con Tony para que se fuera a mi casa.
-No te preocupes, ya se ha ido.
-En tal caso, a la heladería.
-Diego, ¿Qué tal el examen?
Los ojos azules brillantes de Lucía lo observan con cierta admiración escondida.
-Bueno, pues podría haberme salido mejor, pero supongo que aprobaré. ¿Y tú que tal?
-Bastante bien, mejor de lo que esperaba.
Caminan, cerca el uno del otro, por uno de los pasillos de la facultad.
-¿Qué vas a hacer esta noche?
-He quedado con Ángel y Alessandro para dar una vuelta por el centro, ¿Quieres venir?
-No, gracias. Creo que me quedaré sola en casa, y hoy prefiero dormir para la cena de mañana.
-¿La de la graduación de los de Bachillerato? ¿Vas?
-Sí, vamos todos. ¿Tú no?
-Claro que sí, pero no sabía que una simple cena de adolescentes motivados tuviera tanto éxito…

3 comentarios:

  1. tenias que poner moonlight shadow de los italobrothers? por favor pon versión.. no pongas que es suya por que es del JODIDO MIKE OLDFIELD!!! JODER no de los italobrothers

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  2. Yo ya te sigo :) te dejo el mío por si te quieres pasar y eso. http://inventemosunguiondefinitivo.blogspot.com/ :)

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  3. Cierto, algo puedo aprender de aquí, bonito capitulo, me encanta el fondo, mi blog es:
    http://audiblesuspiro.blogspot.com/

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